miércoles, 21 de febrero de 2024

Hoy me encontré este camaleón muerto junto al cementerio. Me quedé un momento mirándolo y me pareció hasta bonito. Con la boca abierta, la lengüilla afuera, sus patitas buscando un agarre y ese ojo que parece que todavía te está mirando... Siempre me ha dado mucho miedo la muerte, sobre todo de niño. Esa sensación de que un día ya no existiré, ni yo ni mis amigos, ni mi familia. Por un tiempo corto seguiré viviendo en la memoria de los que me conocieron, luego ya ni eso. Ahora ese temor existencial lo tengo un poco aparcado, como que es absurdo temer a algo inevitable, o tal vez no lo sea, la ciencia avanza muy deprisa. En cualquier caso el hecho de saber que vamos a morir puede tener su parte positiva. Este temor bien gestionado puede servir para relativizar nuestros "insignificantes" problemas diarios y nos puede impulsar que disfrutar de cada instante sin el temor a meter la pata, al fin y al cabo nuestras desdichas se equilibrarán solas con el paso del tiempo. Sigo mirando el camaleón, no puedo dejar de mirarlo... como si me estubiera mirando a mi mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario